Tesis doctorales de la Escuela Internacional de Doctorado de la URJC desde el curso 2024/25
PAST, PRESENT AND FUTURE OF THE CSDP: FROM TRENCHES TO DRONES
Autor
DE LA VIÑA MUHLACK, RODRIGO
Director
SERRANO ACITORES, FRANCISCO ANTONIO
Codirector
GARRIDO REBOLLEDO, VICENTE
Fecha de depósito
23-09-2025
Periodo de exposición pública
24 de septiembre a 7 de octubre de 2025
Fecha de defensa
Sin especificar
Programa
Ciencias Sociales y Jurídicas
Mención internacional
Solicitada
Resumen
La presente tesis doctoral, titulada "Pasado, presente y futuro de la PCSD: de las trincheras a los drones", se propone analizar en profundidad la evolución histórica, jurídica, institucional y estratégica de la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD) de la Unión Europea (UE), desde sus orígenes en la Unión Europea Occidental (UEO) hasta su configuración actual en un contexto internacional caracterizado por una creciente inestabilidad, la intensificación de los conflictos armados, y la acelerada transformación tecnológica, marcada por el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) y los sistemas autónomos no tripulados (drones).
Este trabajo de investigación parte de una doble motivación. Por un lado, una vocación personal por promover y defender los valores fundamentales de la Unión Europea, consagrados en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea (TUE), como la dignidad humana, la libertad, la democracia, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos. Por otro, la necesidad de comprender y responder a los retos contemporáneos que amenazan no solo la viabilidad del proyecto europeo como comunidad política y moral, sino también su proyección internacional como actor estratégico coherente, autónomo y eficaz.
En las últimas décadas, la PCSD ha experimentado un proceso de consolidación progresiva en el marco del entramado institucional de la UE. Desde la adopción del Tratado de Maastricht hasta los desarrollos más recientes en materia de seguridad y defensa —incluyendo la Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad (2016), la Brújula Estratégica (2022), y el Plan Rearme – Preparación 2030 en plena guerra en Ucrania— la UE ha avanzado hacia una mayor integración y coordinación en este ámbito, aunque aún persisten importantes limitaciones estructurales, políticas, culturales y operativas. La tesis analiza detalladamente estos avances y obstáculos, así como las tensiones entre la aspiración a una defensa común y la persistencia de lógicas intergubernamentales ancladas en la soberanía nacional.
Una de las principales contribuciones de este trabajo consiste en su enfoque transversal e interdisciplinar, que conjuga análisis político, jurídico, tecnológico y ético para abordar el fenómeno de la seguridad y defensa europea en el siglo XXI. En este sentido, se examina no solo la evolución institucional y normativa de la PCSD, sino también el impacto transformador de las nuevas tecnologías militares, en particular la inteligencia artificial y los sistemas no tripulados, que están reconfigurando las doctrinas estratégicas, las prácticas operativas y los marcos normativos aplicables al uso de la fuerza en contextos tanto de guerra como de mantenimiento de la paz.
Desde la perspectiva de las Relaciones Internacionales y del Derecho Comunitario Europeo, la tesis propone una revisión crítica de la capacidad actual y potencial de la PCSD para hacer frente a las amenazas emergentes en un entorno global definido por la competencia geopolítica, el desorden internacional, y la creciente militarización de las tecnologías digitales. Se plantea así una reflexión sobre la posibilidad de articular una defensa europea coherente, autónoma y alineada con el Derecho Internacional Humanitario y los principios fundacionales de la UE, en un contexto en el que las reglas tradicionales del orden internacional parecen erosionarse progresivamente.
En el plano académico, existe una extensa producción científica en torno a la política exterior de la UE, así como un cuerpo significativo de estudios centrados específicamente en la PCSD. Sin embargo, muchos de estos análisis tienden a abordar de manera fragmentada las distintas dimensiones del fenómeno, dejando en segundo plano la interrelación entre la política exterior, la defensa, y las transformaciones tecnológicas contemporáneas. Esta tesis se sitúa en un espacio poco explorado de intersección entre lo político, lo jurídico y lo tecnológico, proponiendo una lectura integradora que permita comprender las condiciones de posibilidad de una defensa europea moderna y funcional, capaz de operar en un escenario global complejo y en constante cambio.
El análisis de la dimensión exterior de la UE no puede realizarse sin considerar la estrecha interdependencia entre la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) y la PCSD. Ambas políticas, aunque formalmente diferenciadas, se encuentran entrelazadas en la práctica y comparten objetivos estratégicos fundamentales, como la protección de los intereses de la Unión, la preservación de la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional. En este marco, la tesis aborda tanto la dimensión institucional como las dinámicas de cooperación con organizaciones internacionales como la OTAN y las Naciones Unidas, explorando las sinergias, tensiones y solapamientos que caracterizan dichas relaciones.
El Tratado de Lisboa representó un punto de inflexión en el desarrollo de la PCSD, al incorporar importantes avances normativos y organizativos, pero también al poner fin al mecanismo de Conferencias Intergubernamentales, que había sido un espacio privilegiado para el debate estratégico y la elaboración doctrinal. La desaparición de este foro ha debilitado la capacidad de los Estados miembros para identificar colectivamente las debilidades estructurales del proyecto europeo y proponer reformas ambiciosas. En consecuencia, la UE ha pasado de ser percibida como una solución a los grandes desafíos contemporáneos a convertirse, en algunos discursos políticos, en parte del problema, lo cual ha favorecido el auge de fuerzas populistas y euroescépticas que erosionan el consenso necesario para avanzar en la integración en materia de defensa.
La tesis también examina las razones que explican por qué, pese a los esfuerzos desplegados, la consolidación de una PCSD robusta sigue siendo una meta lejana. Entre estas razones figuran el peso persistente de las soberanías nacionales en materia de defensa, la percepción de duplicación con la OTAN, la desconfianza mutua entre Estados miembros, las divergencias estratégicas, los cambios de política nacional y la falta de una cultura común de seguridad. A esto se añade la escasa disposición ciudadana a respaldar intervenciones exteriores que no se perciben como directamente vinculadas a los intereses nacionales, así como la fragmentación operativa en términos de doctrina, equipamiento, idioma y capacidades militares, lo que dificulta la interoperabilidad y encarece la cooperación.
En el plano tecnológico, la tesis dedica especial atención a la creciente digitalización del ámbito militar y al desarrollo de capacidades autónomas, que plantean importantes desafíos éticos y jurídicos. La integración de la inteligencia artificial en los sistemas de defensa de la UE requiere no solo inversiones materiales y tecnológicas, sino también una reflexión profunda sobre los principios normativos y morales que deben guiar su uso. En este sentido, se analiza la necesidad de establecer regulaciones claras en materia de armamento autónomo letal (Lethal Autonomous Weapons, LAW), garantizando su compatibilidad con el Derecho Internacional Humanitario y los valores fundamentales de la Unión.
Desde una perspectiva metodológica, la originalidad de esta tesis reside en su carácter multidimensional y su apuesta por una lectura crítica del papel de la UE como actor global de seguridad. Se parte de la premisa de que el orden internacional liberal, basado en reglas, se encuentra en crisis, y que la UE debe redefinir su papel no solo como espacio de paz interno, sino también como garante de la estabilidad en su entorno geopolítico inmediato. Para ello, resulta indispensable una transformación estructural de la PCSD, adaptándola a los desafíos del siglo XXI y dotándola de las capacidades necesarias para actuar con eficacia, rapidez y legitimidad.
La estructura de la tesis refleja esta aproximación. En la primera parte se estudia el origen, evolución y fundamentos de la PCSD, así como su articulación institucional y su financiación, sus relaciones con la OTAN y con organizaciones multilaterales como la ONU, y su inserción en la arquitectura internacional de seguridad posterior a la Segunda Guerra Mundial. En la segunda parte, se aborda el impacto de la inteligencia artificial y los sistemas autónomos en el ámbito militar, analizando sus implicaciones jurídicas, éticas y operativas. Esta parte incluye un estudio de caso centrado en el conflicto en Ucrania, donde el uso de drones y tecnología IA ha adquirido una dimensión estratégica, anticipando los posibles escenarios bélicos del futuro.
El conflicto en Ucrania ha puesto de manifiesto que el peso relativo de Europa en el sistema internacional está disminuyendo. Si en el pasado la UE representaba aproximadamente una cuarta parte del PIB mundial, las proyecciones apuntan a que en las próximas décadas su participación apenas superará el 10 %, frente al ascenso de potencias como China e India. En este escenario, la única posibilidad realista de mantener la relevancia estratégica de Europa pasa por una integración efectiva y coherente de sus capacidades de defensa.
Nos encontramos, pues, ante el desafío de establecer un nuevo orden internacional, sin un consenso previo sobre los principios en los que debería basarse y en el que hay que dar cabida a potencias emergentes como China o la India, con poblaciones que cuadriplican las de EEUU y la UE juntas; a una Rusia con deseos de revivir su época imperial; un continente africano con un elevada población joven que desea emigrar a Europa; un Oriente Próximo en transformación debido a las intervenciones militares occidentales y la Primavera Árabe; así como la proliferación de Estados fallidos y la aparición de actores no estatales, como organizaciones terroristas, con influencia en las dinámicas políticas y geopolíticas, pero que no están representadas en las instituciones internacionales. Y para todo ello, la UE ha de estar preparada y contar con una PCSD renovada y ajustada al siglo XXI, por lo que es importante considerar las implicaciones geopolíticas de la inteligencia artificial en la defensa. Con potencias como Estados Unidos y China invirtiendo fuertemente en capacidades militares impulsadas por la IA, la UE debe asegurarse de mantenerse competitiva y resiliente ante las amenazas emergentes. Esto requiere inversiones estratégicas en investigación y desarrollo de IA, así como sólidos mecanismos de colaboración e intercambio de información entre los Estados miembros.
Uno de los errores más graves que la UE podría cometer es optar por la inacción, es decir, una política exterior que se base en el mínimo común denominador, lo que resultaría en una abstinencia estratégica. Bruselas tiene la capacidad de desempeñar un papel de mediador y promover la cooperación multilateral para reducir la desconfianza y aliviar las tensiones entre las grandes potencias. Sin embargo, para lograrlo, es necesario que la UE equilibre sus capacidades, incluyendo la capacidad coercitiva de manera creíble y con una voluntad clara de usarla cuando sea necesario.
La Unión Europea necesita equiparse con herramientas para hacer frente por sí sola a las amenazas que no comparte con Estados Unidos, pero al mismo tiempo evitar ser arrastrada a conflictos donde los intereses europeos no estén directamente en peligro. Para lograr esta capacidad de maniobra geopolítica, la UE requiere una autonomía estratégica mucho mayor en áreas operativas, económicas e industriales, así como en la diplomacia. Esto implicaría que la UE se convierta en un actor principal en el escenario mundial, capaz de proteger sus intereses dentro y fuera de su territorio, con una visión compartida sobre su futuro y las amenazas que enfrenta a corto, medio y largo plazo.
En definitiva, de la lectura de esta tesina se desprende que nos enfrentamos al reto de la configuración de un nuevo orden internacional para el cual la UE ha de contar con las herramientas necesarias como una PCSD moderna, ágil, solidaria a la par que sólida y robusta, para defender nuestros intereses y valores en un mundo cada vez más hostil. Esta hostilidad no puede ni debe ser, no obstante, pretexto para permitir el desarrollo de armas en las que un algoritmo decida sobre el derecho a la vida de un ser humano y de ahí la necesidad de su regulación y limitación a nivel europeo e internacional, tal y como se ha hecho y se sigue haciendo con las armas nucleares. La UE debe colaborar activamente con socios y partes interesadas para establecer normas y estándares para el uso responsable de la IA en defensa. Esto incluye abogar por la transparencia, la rendición de cuentas y los derechos humanos en las operaciones militares impulsadas por la IA. Al promover un enfoque de principios para la gobernanza de la IA, la UE puede ayudar a configurar el futuro de la seguridad y la defensa en la era digital. Estas herramientas para apuntalar una PCSD sólida y ágil están en continuo desarrollo y deben ser revisadas cada cierto tiempo por lo que sería deseable y necesario que en el futuro más investigadores y doctorandos ahondaran en este tema y trataran de ofrecer respuestas complementarias.
Ciertamente, la integración de la IA en la PCSD representa un desafío complejo y multifacético que requiere una cuidadosa consideración y planificación estratégica. Al aprovechar las oportunidades que presenta la IA y al mismo tiempo mitigar sus riesgos, la UE puede fortalecer sus capacidades de seguridad y defensa y mantener su compromiso con la paz y la estabilidad en Europa y más allá. No existe una fórmula mágica para alcanzar la autonomía estratégica de la noche a la mañana, sino que es un proceso gradual, un camino que debemos emprender los 27 Estados miembros de la UE de manera conjunta, confiando y desarrollando nuestras propias capacidades para asegurar nuestros valores y nuestro futuro y el de las generaciones venideras. Europa y sus ciudadanos han de despertar, pues “la Unión Europea no puede ser un herbívoro en un mundo de carnívoros ”.